Es inexplicable que Gastón Monzón se luzca con sus atajadas solo cuando el equipo pierde por tres goles. Es inexplicable que Facundo Quiroga quite en el fondo, cruce mitad de cancha y remate al arco solo cuando el equipo pierde por tres goles. No me entra en la cabeza como Rolando Zárate no lanzó un tiro libre dentro de los tres palos, como hace para no quedar nunca cómodo para rematar y siempre cabecear afuera.

Es increíble que Cámpora empuje a sus propios compañeros para ir él a correr a los rivales, que Soplan corra todo el mediocampo solo y que Lemos pegue alguna patada de bronca en nombre de toda la gente mientras que el resto de los jugadores se limitan solo a mirar, a hacer bulto en la cancha.

¿Me van a decir que a los jugadores de Gimnasia no les deben plata? ¿Me van a decir que los jugadores de Quilmes no están destrozados anímicamente? No logro entender porque uno ve jugar a Gimnasia o a Quilmes y siente que se rompen el alma para intentar conseguir un resultado.

Uno ve jugar a Huracán y no entiende porque los jugadores no se mueven, no tocan, erran los pases, no patean al arco, defienden pésimo. La producción de la mayoría de los jugadores es tan mala que da para pensar que no están dando todo.

Del partido, otra vez, no se puede decir nada. Primero porque Estudiantes salió a la cancha ganando dos a cero, pero lo peor de todo es que a los tres minutos de juego ya había marcado un tercer gol. La defensa se durmió en un tiro libre que apuró Benítez y Enzo Pérez remató al córner. En ese saque de esquina, Matías Sarulyte cabecea solo y anota, riéndose de Monzón y ganándole la espalda a Zárate.

A partir de ahí el partido se terminó nuevamente. Huracán intentó atacar porque no le quedaba otra, pero aún así generó solamente dos situaciones de gol, un remate de Cámpora y otro de Zárate, los dos fueron retenidas por Orion.

El complemento fue más de lo mismo hasta los quince minutos, a partir de allí Huracán se pareció a un equipo de fútbol y comenzó a atacar por los costados, a meter pelotas en el área y a generar algunas situaciones, que no pudieron concretarse por merito del «uno» rival y por errores propios a la hora de definir. Mirá si Huracán hubiese jugado algún partido como lo hizo los últimos diez minutos con Estudiantes…

Se terminaba el encuentro y se comenzaba a definir un nuevo futuro negro en la historia de Huracán. Metidos en descenso directo y un punto debajo de Gimnasia la cosa parece irremontable. Quedan nueve puntos en juego, pero ¿Importa? ¿Se puede esperar algo de estos jugadores?

Todos sabemos quién es el único culpable de este momento de Huracán, él mismo lo reconoció dejando anticipadamente su puesto. Sin embargo en este momento, y con todo perdido, son los jugadores los que deben responder en nombre de Huracán, ya que depende solamente de ellos que el equipo que defienden se quede en Primera. ¿Tendrán lo necesario? Yo creo que no, no por capacidad sino por desinterés. Ojalá me tapen la boca porque lo que más deseo en mi vida es que Huracán se quede en Primera.