Comenzó una nueva etapa con el pié derecho para nuestro querido Huracán.

Ricardo Caruso Lombardi (nos guste o no), supo darle al Globo la cuota de pragmatismo que necesitaba un plantel golpeado anímicamente por la convulsionada salida de Eduardo Domínguez y en deuda desde lo futbolístico tras no conocer la victoria en los primeros 4 partidos.

A nuestro flamante y mediático DT no le tembló el pulso para modificar radicalmente el arraigado sistema de juego con apenas dos días de trabajo a sus espaldas.

Así, se vió un equipo muy distinto al que nos habíamos acostumbrado con el anterior “Coach”. Para empezar, el 4-2-3-1 característico de la era Domínguez mutó hacia un 4-3-2-1 que, aunque novedoso, a muchos nos pareció lógico.

En la última línea, Emanuel Morales -llegado al club para ser titular pero sin un sólo minuto jugado- se encargó de marcar la punta izquierda, Romat recuperó la titularidad por la derecha y la inamovible dupla central Nervo – Mancinelli se encargó de devolverle a Huracán la solidez defensiva que lo caracterizó en el último tiempo.

En la mitad de la cancha Caruso invirtió el dibujo. En lugar de plantar un doble 5, paró 3 volantes: 2 capaces de contener y desplegar juego, como Bogado (recostado a la derecha) y Luca Sosa volcado a la izquierda, y el bastión Frizler donde tiene que estar, adueñándose del círculo central quemero.

Más adelante, un tándem de alta definición conformado por el “Kaku” Romero Gamarra y el “Rolfi” Montenegro se encargó de organizar el juego de mitad de cancha hacia adelante, buscando alimentar a un Diego Mendoza notoriamente mejor tanto en el aspecto físico -si bien aún le falta- como en lo futbolístico (logró inflar la red por segunda vez desde su llegada a Parque Patricios).

Huracán jugó un fútbol simple, efectivo e inteligente. Durante prácticamente todo el partido se pudo observar el dibujo de la pizarra plasmado casi fotográficamente en el campo de juego.

Todo el primer tiempo y hasta mediados del segundo, Luca Sosa se animó a subir por la izquierda asociado con Romero Gamarra -el único con cierta libertad para moverse por el campo- y permanecía atento a los avances del debutante Morales. Bogado se proyectaba por derecha en complicidad con Romat y el “Rolfi”, que le otorgó claridad al equipo. Por otra parte, la función del “Tanque” Mendoza consistió en pivotear para organizar el cierre de la jugada en 3/4 o, como en el segundo gol, esperar la descarga de alguno de los enganches para definir con precisión.

A los 18 minutos de la segunda parte y pensando en cuidar el resultado pese a no padecer los ataques tucumanos, Caruso dispuso la salida del “Rolfi” Montenegro para el ingreso de Mariano González, quién se ubicó por la derecha. De esa forma, el eficaz 4-3-2-1 se transformó en un 4-4-1-1 con el ex Porto por derecha, Bogado y Fritzler por el centro y Luca Sosa (ya volcado exclusivamente a la faz defensiva, lo que transitoriamente arrojaba un 5-3-1-1) por izquierda, Romero Gamarra de enlace con libertad de acción, y Mendoza de único punta.

Sin embargo, 5 minutos después, con la salida del “Kaku” por Angulo, el DT paró dos líneas de 4 bien definidas (con González, Bogado, Fritzler y Sosa de derecha a izquierda en el mediocampo) y el ecuatoriano a la espera de pescar algún rebote para conectar con Mendoza o bien con Briasco, reemplazo del ex Estudiantes para afrontar los últimos 10 minutos.

De esta manera, Huracán consiguió el primer triunfo del torneo en una parada que si bien parecía “chiva” en la previa, el inteligente planteo de Caruso Lombardi, combinado con buenos rendimientos individuales, una prolijidad metódica de todo el conjunto y una gran efectividad, lograron contrarrestar con creces.

“Si gana Huracán, el debate buen juego o victoria a cualquier precio queda de lado”. No hay más discusión. Esa frase despeja cualquier duda: Ganar es más importante que jugar lindo. Claro, si se logra la victoria desplegando el fútbol que satisface el exquisito paladar Quemero mucho mejor, pero lo importante es ganar. ¿O acaso alguien se quejó del buen triunfo de Huracán anoche en el Jardín de la república?

Ahora lo más importante: Que el aire del triunfo no se convierta en humo…