Huracán perdió el partido por no hacer nada para ganarlo. 

Después del auspicioso primer partido con Caruso Lombardi como DT logrando una gran performance en Tucumán y tras dos semanas de trabajo en el medio, el equipo no sólo perdió, sino que se lo vio extrañamente desganado en el terreno de juego. 

Tácticamente, con respecto a la fecha anterior el planteo varió bastante. 

Si bien salieron a la cancha los mismos 11 que ante Atlético Tucumán, en los primeros minutos se lo pudo observar al «Kaku» con mucha más libertad de movimiento aunque tendía a volcarse sobre la derecha, mientras Montenegro intentaba conducir el juego y Mendoza pivoteaba hacia el mismo sector. 

De esa manera, la formación se parecía más a un 4-4-1-1 que al 4-3-2-1 que se esperaba, aunque sujeto a la libertad de acción de Romero Gamarra, que en ocasiones se paraba junto al «Rolfi» muy cerca de Mendoza, y ocasionalmente se dibujaba también un cerrado 4-3-3. 

La idea de atacar en el primer tiempo principalmente por la derecha fue contraproducente para Huracán, ya que al subir Romat para acompañar a Bogado el equipo quedaba muy descompensado por ese sector, invitando a avanzar por allí a Temperley, que le sacó canas verdes a la dupla central Quemera. 

Sin pena ni gloria, pasaron unos primeros 45 minutos en los que quedó claro que el grupo no respondía a las demandas del entrenador, por lo que se preveía que Caruso efectuaría variaciones para la segunda mitad. 

A pesar de que arrancaron el segundo tiempo los mismos que terminaron el primero, el DT no tardó en valerse del banco de suplentes para intentar lavarle la cara a un equipo que mostraba una actitud demasiado pasiva como para llevarse los 3 puntos. 

A los 11 minutos del complemento ingresó Leandro Diaz por Mauro Bogado en un cambio que si bien se puede decir que desde lo estratégico era entendible (el ex Argentinos Jrs tuvo un flojo nivel y Díaz ocupó la misma posición), en la práctica resultó una pésima alternativa, ya que el otrora Ángel de Cappa volvió a demostrar no estar a la altura de las circunstancias. 

A sabiendas de que el equipo estaba definitivamente muy lejos de su mejor rendimiento, nuestro mediático DT optó por realizar un cambio estructural. Así, el elegido para salir fue Morales, reemplazado por Jerónimo Barrales, obligando a Luca Sosa a ocupar el lateral izquierdo. 

Delantero por defensor para un Huracán que necesitaba imperiosamente mostrar señales de vida y avanzar (a esa altura como sea) hacia el arco rival. 

Tras esa modificación, el Globo jugó algunos minutos con una formación que en cualquier otro partido debería haber sido un 4-3-1-2, entendiendo que Montenegro se desprendería de la línea de volantes para conectar con la dupla ofensiva, lo que penosamente nunca ocurrió, por lo que, Gamarra a la izquierda, el «Rolfi» y Fritzler en un -cuanto menos bizarro- doble 5 y Díaz por derecha, conformaron una línea de 4 en el centro, dibujando un 4-4-2 sin ningún tipo de peso ofensivo. 

7 fueron los minutos que tardó Caruso Lombardi en comprender que Montenegro no iba a ser la carta ofensiva que pedía a gritos Huracán. Es así que al minuto 25 del segundo tiempo el «Rolfi» salió reemplazado por Toranzo. 

A diferencia del «10», el «Pato» ofició de conductor parándose entre los 3 volantes (en ese momento Romero Gamarra, Fritzler y Díaz) y la línea de ataque que integraban Barrales y Diego Mendoza, dibujando ahora sí un 4-3-1-2 que se ajustaba más a la necesidad de obtener el triunfo que tenía el Quemero. 

Por último, en los últimos 5 minutos a modo de manotazo de ahogado, Martín Nervo terminó posicionado entre Barrales y Mendoza, para jugar de «9» (¡De 9!) en una maniobra desesperada por integrar gente al ataque.

Sin embargo y lamentablemente, pese a todos los intentos del entrenador para ir a buscar el partido, nada pudo revertir la inocua participación del Globo, que para hablar sin rodeos, pareció un equipo tirado en la cancha y dejó una muy pálida imagen. 

Se acabó el respiro, vienen partidos ya no tan accesibles en los papeles y se necesita un equipo sólido más que nunca. La actitud del equipo sorprendió hasta a Caruso, que en conferencia de prensa reconoció que «no fuimos ni la sombra de Tucumán» 

Y si, no lo fuimos. Concretamente, Huracán perdió contra el Gasolero por no «pasarlo a nafta».