El Quemero nunca encontró los caminos en «el bosque» y sumó la segunda derrota al hilo.

Se jugó mal otra vez, pero en esta oportunidad  quedó en evidencia el errático planteo táctico propuesto por el DT.

El 4-4-2 que dispuso Caruso Lombardi llamó la atención por los jugadores que diagramaron el esquema: si bien parecieron indicadas las inclusiones de Julio Angulo por la derecha y de Ignacio Pusetto en la delantera tras recuperarse de su lesión, la aparición de Montenegro como doble «5» junto a Fritzler causó un entendible murmullo en los hinchas.

Además, el posicionamiento de Carlos Araujo como volante por izquierda resultó un error grave por motivos que parecían estar esclarecidos. El bajo rendimiento del jugador en los últimos encuentros que disputó y la inserción del ex Lanús en una posición que le es por demás impropia, son algunos de los argumentos que se podían encontrar a simple vista para justificar la ausencia del  «Pipi» entre los «11».

Aplicado al desarrollo del juego, la idea inicial de Caruso consistió en ubicar al “Rofi” como conductor, pero principalmente a “colocar” pelotas a Diego Mendoza –que lejos estuvo de su mejor versión- y a Ignacio Pusetto que (por si quedaba alguna duda) por adentro no puede aportar lo que el equipo necesita de él y al mencionado Araujo más como un lateral extra que como un volante por izquierda.

De esta forma, durante la transición ataque-defensa (cuando la hubo), Huracán empleaba sólo a 2 jugadores -Montenegro que por momentos buscaba su posición natural y Angulo- que intentaron sin éxito asistir a los delanteros, llevando esta situación a que Fritzler lanzara estocadas verticales en un inútil intento por generar peligro en el área de Gimnasia.

Así, el Globo mostró un planteo bruscamente modificado luego de dos partidos en los que se repitió formación, aspecto que a las claras influyó de forma negativa en los jugadores y consecuentemente en el desarrollo del partido, ya que fueron contadas las veces que el equipo atacó con el criterio deseado por el entrenador.

En el segundo tiempo, cuando todo Quemero de ley pedía a gritos la salida de Araujo por un hombre que le aportara al menos un mínimo de dinámica a un equipo que estuvo por demás lento y falto de ideas en ataque, salieron al campo los mismos que terminaron los primeros 45 minutos.

No obstante y a pedido de muchos, 10 minutos despues de iniciada la segunda mitad ingresó el “Kaku” en reemplazo de Ignacio Pusetto aparentemente resentido de su lesión en el tobillo. La modificación obligó al ecuatoriano Angulo a adelantarse en la cancha para delegar la posición de “8” al mencionado Romero Gamarra, quién si bien no cambió el rumbo del juego, le aportó mucho más al equipo que el ex Independiente del Valle.

Huracán seguía sin lastimar el área rival, y como si esto fuera poco, una severa desprolijidad  defensiva del capitán Martín Nervo provocó un penal para el “Lobo” que Lucas Litch cambió por gol, situación que, al igual que ante Temperley una semana atrás, impulsó a Caruso Lombardi a sumar un “9” de área, recurriendo nuevamente al experimentado Jerónimo Barrales en reemplezo del juvenil Luca Sosa, relegando a Carlos Araujo a ocupar inéditamente la posición de marcador de punta por izquierda.

Casi simultaneamente, cuando corría el minuto 26, Mariano González ingresó en lugar de Julio Angulo, para ocupar la posición ya no de lateral bis, sino de Nº “11”, que si bien no modificó el 4-4-2 que se vió durante todo el encuentro, permitió al conjunto sumar más gente al ataque, sin conseguir más que un gol en posición adelantada de Barrales.

En los últimos 5 minutos, el DT invirtió la posición de Romero Gamarra, quién pasó a jugar por la izquierda mientras Mariano González se ubicó como enlace detrás del doble “9” arrojando una especie de 4-3-1-2 que –demás está decirlo-  no sirvió para incomodar a la defensa “Tripera”.

Párrafo aparte, le parece impresindible a este columnista poner en tela de juicio lo dicho por Ricardo Caruso Lombardi, quién luego del pésimo partido declaró que “jugamos casi con 3 puntas: Angulo y los dos delanteros”, situación de juego que no se vió en absolutamente ningún momento del partido.

En resumen, Huracán volvió a jugar mal, (aunque -en opinión de quién escribe- mejor que ante Temperley, partido en el que al Globo se lo vió MUY desganado) pero en esta oportunidad, Caruso propuso un partido excesivamente austero desde lo ofensivo y demasiado preocupado por la faz defensiva.

El Globo se perdió en el “bosque” y deberá imperiosamente revertir la pésima imagen el sábado próximo, cuando reciba a Rosario Central en el Palacio Ducó.