Con muchas ilusiones comenzaba Huracán el nuevo año, tras un 2015 histórico donde se logró una nueva Copa Nacional además de tener doble participación Internacional, con final incluída. Los objetivos eran muy claros, por un lado mejorar el rendimiento en el Torneo para comenzar a olvidar los promedios, mismos que estuvieron presentes hasta el último partido de la temporada pasada. Por otro lado lograr superar la Fase de Grupos en la Copa Libertadores de América.

El triunfo amistoso ante San Lorenzo en Mar del Plata endulzó el arranque de la temporada, pero Huracán debutó oficialmente en el 2016 ante Caracas en el Tomás Adolfó Ducó por la Fase Inicial de la Libertadores. Venció por la mínima con el gol de Mariano González y quedó bien perfilado para la vuelta. Enseguida una derrota dura ante Atlético de Rafaela, como local, y una de las producciones más pobres del año frente al equipo venezolano en la vuelta; sin embargo el agónico gol de Diego Mendoza salvó las papas para meternos de lleno en la Fase de Grupos.

A continuación llegó aquel 10 de febrero tristemente inolvidable, cuando el micro que trasladaba al plantel hacia el Aeropuerto de Caracas sufrió un desperfecto en sus frenos que generó una maniobra riesgosa devenida en vuelco. Pudo ser una tragedia pero afortunadamente no pasó de lesiones, algunas más graves que otras, y no hubo que lamentar víctimas fatales. Se manifestó apoyo local e internacional, hubo silencio sepulcral por parte de CONMEBOL y escuchamos testimonios muy fuertes por parte de aquellas personas que estuvieron dentro del micro. 

Tras el accidente Huracán estuvo 13 días sin competencia oficial, lo que significó la postergación de cuatro partidos del campeonato local. Patricio Toranzo y Diego Mendoza fueron los dos jugadores que mayor daño sufrieron por el accidente, ambos operados, y otros tantos perdieron algunas semanas como Lucas Villarruel y Martín Nervo. La vuelta al ruedo fue el 23 de febrero, en el Ducó por Libertadores y ante un Atlético Nacional que (además de no cooperar para posponer el juego) se había armado para campeón. Triunfo contundente del visitante.

El agónico gol de Ramón Ábila para empatar el clásico como local, retomando el Torneo, fue envión anímico para vencer a Peñarol en Montevideo y a Estudiantes nuevamente en casa. La victoria ante el Pincha fue la primera de cinco triunfos al hilo (Interrumpidos en su continuidad por la derrota en Perú ante Cristal) que dejaron al Globo con posibilidades de convertirse en único puntero de la Zona B, aunque el empate sin goles con Argentinos lo impidió. A partir de allí los resultados se empezaron a negar pero de todas formas, y a pesar de las bajas, Huracán pudo estar siempre a la altura consiguiendo el objetivo de clasificar a los Octavos de Final de la Copa. Para ello venció con épica a Sporting Cristal, sufrió con Peñarol en casa y pasó sin anotar ni recibir goles en Colombia. 

De esos octavos mucho para decir: Un empate casi sistemático de local, la remontada a puro corazón en Medellín; El golazo de Ábila y ese rebote que el ya superhéroe Wanchope no pudo materializar en esa jugada que era el 3 a 3. En el medio el nefasto José Argote y su para nada imparcial prepotencia.

Una derrota dura, que también fue la última del primer semestre. El Globo remontó con dos empates (El segundo de ellos ante Unión resultó la vuelta del Pato Toranzo a las canchas) y aquel triunfo ante Lanús para cerrar un buen Transición 2016. Quinto puesto de la Zona B, noveno en la general, con 25 puntos que en retrospectiva fueron los que nos terminaron clasificando a una nueva Copa Sudamericana.

El 22 de mayo finalizó la competencia oficial, entre Libertadores y postergados tras el accidente en Caracas Huracán había disputado 23 partidos en apenas 89 días. Ramón Ábila dejaba el club seguido por su dupla ofensiva, Cristian Espinoza. A las previsibles partidas se les agregó las de José San Román y Luciano Balbi. El Globo perdía a su goleador pero también desarmaba la defensa, error que terminaría siendo garrafal.

Tras 56 días de pretemporada, entre Copa América Centenario y papelones en AFA, el Globo retomaba competencia enfrentando a Central Córdoba por Copa Argentina. Huracán no tenía aún un reemplazante de Ramón Ábila y tampoco había completado al momento la mayoría de sus incorporaciones. Fue triunfo por dos a uno y pase de ronda, donde nos eliminaría Belgrano de Córdoba por penales y con otra actuación polémica de la terna arbitral. En ese caso fue Fernando Espinoza y su juez de línea Nelson Leiva.

Comenzamos el campeonato con un notorio malestar del entrenador Eduardo Domínguez, quien prácticamente sin ser discutido por parte del hincha decidió (tarde, a gusto de quien escribe) manifestar públicamente su desencanto por el mercado de pases y apenas después de cinco fechas dejó su cargo en Huracán. Alejandro Nadur no dudó en contratar a Caruso Lombardi, pero el gran extintor de incendios terminó quemándose. Una seguidilla muy difícil de partidos, más allá del esperanzador triunfo en Tucumán, terminaron disipando al DT. Estas últimas líneas acompañadas por un rendimiento muy pobre por parte de la mayoría de los jugadores, con refuerzos que jamás lograron asentarse y muchos referentes que bajaron su nivel físico y futbolístico. 

Néstor Apuzzo por dos fechas para absorber la presión de buscar un nuevo técnico, y colaborar para conseguir un triunfo en el último partido del año, ante Talleres de Córdoba. Tercer triunfo del semestre y primero en el Palacio Tomás Ducó. Ahora la ilusión reposa en Juan Manuel Azconzábal y su capacidad para recuperar a un plantel que supo dar batalla.