Superliga 2018/19, Fecha 15 – Gimnasia 2 vs. Huracán 2 – El Globo tuvo en sus manos a un Gimnasia abatido pero otra vez, como ante Defensa, no consiguió cerrar el partido. Suma y suma, se regodea en zona de copas, aunque la ilusión de pelear el campeonato quedó algo distante.
Los avatares del fútbol le sirvieron la mesa a Huracán. En el primer avance del partido Walter Pérez envió un centro sin riesgo aparente y Gimnasia, que venía con la mandíbula floja por la reciente derrota en Copa Argentina, puso los platos: Guiffrey, en su intento por despejar, dejó la pelota muerta a merced de un Auzqui infalible. Faltaba un montón, pero los momentos de uno y otro hacían imaginar que el equipo de Alfaro le sacaría jugo al obsequio. El primer párrafo no podría haber comenzado de otra manera: los planetas estaban alineados para sumar de a tres.
El Globo se recostó en su mitad de cancha para testear el semblante de rival, un papel en el cual suele sentirse a gusto. Sin embargo, antes de que transcurriera un tiempo prudencial para que se agotase la paciencia de jugadores e hinchas locales, una serie de distracciones en la última línea quemera anestesió la herida del Lobo. Alderete no se animó a intervenir en un centro rasante para evitar un autogol, dejando el peligro latente. Y Salcedo, que venía mal ubicado desde el pase que dio origen a la jugada, perdió de vista la pelota; siendo literales, estaba mirando hacia atrás cuando salió el centro de Ayala que Silva conectó para el 1-1. Rara distracción. Luego de 10 minutos intensos el partido volvió a foja cero y los recaudos de ambos primaron hasta el descanso.
Algo que hizo muy bien Huracán de a ratos fue atraer al lateral rival de turno con algunas sociedades como carnada. La proyección de Chimino o Alderete, con Auzqui o Pérez presentándose para la pared por el centro, tentaron a Bonifacio y Melluso a presionar el primer pase, dejando mucho espacio a sus espaldas que Gamba supo capitalizar posicionalmente. El efecto dominó hacía salir a uno de los centrales para tomar al ex Unión, quedando Chávez versión 2.0 mano a mano con el otro. Si Huracán no le sacó más jugó a estos buenos movimientos fue por alguna imprecisión de Gamba y la lesión del Comandante sobre la chicharra de la primera parte, que lo dejaría afuera del complemento.
La cancha estaba pesada por la lluvia y los 120 minutos disputados por Gimnasia el jueves parecían un aliciente de cara al segundo tiempo. Huracán intentó –sin éxito- ser protagonista los primeros 15 minutos del segundo tiempo hasta que, sin causa aparente, el partido se rompió. Se convirtió en un juego de área a área donde los dos pasaban rápido la mitad de cancha y la sensación de gol rondaba el Bosque. Extrañó ver al Globo inmerso en el golpe por golpe, sobre todo porque daba la sensación de que tendría al físico como aliado con el correr de los minutos. Sin embargo, en el revoleo, una buena contra comandada por Gamba trajo el segundo gol: libre por mérito propio como toda la noche, esta vez lanzó el centro en el momento justo y al lugar preciso, donde esperaba la cara interna del pie derecho de Pato Toranzo para poner el 2-1.
Con 15 minutos por jugar y los fantasmas del Tripero haciendo fila para entrar a la cancha, la perspectiva era seductora para Huracán. Un adversario sin pilas, en desventaja, totalmente desordenado y en modo que sea lo que Dios quiera. El problema fue que en el primer revoleo, un minuto después, la defensa volvió a mancarse. Salcedo, a destiempo, falló en su intento por anticipar un centro a la medialuna de Ayala; Silva controló como pudo, la puso en cortada y una zambullida masiva entre Hurtado, Chimino y Marcos Díaz le dejó el empate servido a Comba. Nada es garantía en el fútbol y menos en el argentino, pero era difícil imaginar que Gimnasia llegara al empate si no era esa, tan rápida, antes de permitirle al equipo de Alfaro poner el partido en el freezer y, por qué no, liquidarlo con espacios.
Lo cierto es que Huracán ya no pudo retomar las riendas del juego y si bien perseveró en pos de ganar el partido, perfectamente pudo haberlo perdido en alguna contra del Lobo. Un empate que sirve para seguir sumando al Quemero y acomodarse en zona de copas, aunque por otro lado le permitió a Racing estirar la brecha, ganándole a San Martín de San Juan.
Independientemente de con qué vaso se quede cada uno, Huracán sigue demostrando tener un equipo serio y deberá ganarle a Argentinos el jueves, en el Ducó, para despedir el 2018 soñando en grande.
Periodista, ex Olé. El fútbol no es un juego: es todo