Superliga 2019/20; Fecha 6 – Huracán 0 vs. River 4 – Huracán volvió a ser goleado, esta vez en el Ducó y ante un River que resolvió con alarmante simpleza. Vojvoda metió mano en los intérpretes pero el equipo tuvo los mismos problemas tácticos, defendió mano a mano dejando mucho espacio a sus espaldas y fue exageradamente liviano en ataque aún con tres delanteros. El Globo no suma y tampoco rinde, genera muy poco y desde el banco no hay respuestas estratégicas a las falencias.
Con un gran apoyo por parte del Pueblo Quemero saltó Huracán al verde césped del Palacio Ducó, tras un fin de semana sin actividad y para disputar un duelo clásico ante River Plate. Se sabía que la parada era brava ante un rival que en su último juego como visitante por Superliga le había metido 6 al campeón Racing, de todas formas y luego de caer feo en Rosario se esperaba un Globo diferente, con otras respuestas.
Vojvoda metía mano en los nombres, Joaquín Arzura realizaba su presentación como titular en lugar de Calello, sin embargo y curiosamente estuvo acompañado por Lorenzo Faravelli, quien regresó al círculo central en lugar de Bogado. En defensa Carlos Araujo reemplazó a Bettini mientras que César Ibáñez debutó oficialmente por el suspendido Walter Pérez.
Y mientras hubo partido Huracán fue empuje, ganas, pero poco juego. River arrancó impreciso y el Globo supo incomodar con la presión alta. La rápida amarilla a Joaquín Arzura, tras una insólita omisión de tarjeta a Montiel, calentó el clima en un Palacio que colaboró a que el match se disputara en terreno visitante. El Globo corría mucho y en trece minutos perdió a Chávez por (una nueva) lesión que lo sacó de la cancha; Norberto Briasco lo reemplazó.
River parecía nublado pero en su primera oportunidad limpia, a los 18, encontró el gol. Un despeje defensivo sin precisión dejó desarmado al pibe Ibáñez, quien perdió el salto y también en su intento de retroceso; Bareiro salió a cualquier lado y Matías Suárez penetró el vértice derecho del área sin ninguna oposición para sacar el centro que cruzó todo el rectángulo hasta encontrar a Milton Casco por el hierro opuesto.
Cuatro futbolistas rivales en plena área contra cuatro del Globo, entre ellos Silva. 0-1.
En desventaja el Globo mantuvo su apatía generalizada. Pero la misma era puramente futbolística, el equipo metía y corría, sin embargo cada vez lo hacía más detrás de la pelota manejada cómodamente por el rival. Briasco jugaba por el centro y Coniglio en rigurosa banda derecha, Garro chocaba contra todos pero no eludía a nadie y todo dependía de lo que pudiera hacer el cada vez más errático Gómez. ¿Faravelli? Flotando en la intrascendencia, habría que preguntarle al entrenador qué es lo que pretende de él.
Pero el resultado era corto, o lo fue durante algún tiempo. En una de las tantas pérdidas del mediocampo llegó la contra que terminó en una clarísima mano de Bareiro, quien terminó logrando lo que evidentemente buscó. Ignacio Fernández cobró la factura con zurdazo al medio de un Silva que ya había tenido un par de apariciones.
2-0, partido liquidado. Lo poco que hizo Huracán hasta entonces dejaba en claro que el juego estaba definido, que no había forma de remontarlo. El entrenador no se corrió ni un centímetro de su esquema, no lo hizo tras comerse 4 en Rosario y tampoco en la desventaja como local. Huracán estaba abatido y River se lucía, antes del descanso un tiro largo de Exequiel Palacios, cómodo detrás de la medialuna, estiró la diferencia a tres.
El complemento arrancó con el ingreso de Adrián Calello en lugar de Faravelli, pero la cuestión pasaba por cuántos goles más convertiría el rival. Y el trámite fue el mismo, Huracán intentando atacar con tres ofensivos pero sin claridad, a la marchanta. Y dejando tremendos huecos en el fondo, con los marcadores de punta esperando la salida contraria en mitad de cancha. Raro, muy raro, insistir con lo mismo cuando no hay un rendimiento que dé la confianza para hacerlo.
River anotó el cuarto en 5 minutos y con otro pase bajo de poste a poste adentro del área. Enseguida Bogado por Garro como para intentar ocupar algún espacio, pero Mauro se movió del centro a la derecha y la cosa no cambió demasiado. Afortunadamente la cosa no pasó a mayores (Como si 0-4 en casa fuera poco), y más allá de un claro penal no sancionado contra Coniglio el Globo jamás estuvo cerca a la posibilidad de convertir. Lejos de eso, pudimos perder por más.
Golpazo en casa, de esos que parecía que ya no íbamos a tener, o que hasta hace realmente poco estaban reservados solo para pesimistas. Se puede perder con este River, por la mínima o por goleada, pero sumado a lo de Newell´s la desazón es realmente grande.
Huracán está lejos del resultado, pero pareciera estarlo todavía más de un rendimiento acorde a la competencia. Y eso es difícil de sostener en el tiempo, prácticamente imposible.
Quemero de nacimiento, Socio A01775. Locutor Nacional, redactor y Vermoutheano. 10 años en Soy Quemero.