A pesar de que lleva casi un 49% de puntos conseguidos en este torneo, su continuidad es motivo de debate entre los hinchas. ¿Cuáles son las razones?
Después de tres años, Huracán se aproxima a cerrar una temporada con buenos resultados. Desde la partida de Alfaro (diciembre de 2018) que el hincha no tiene motivos para sonreír. No es que la actualidad Quemera sea para caminar con el pecho inflado y mirar de reojo a los demás, pero al menos, puede decirse, se enderezó el rumbo de una nave que venía en picada.
Cualquier análisis que se haga del ciclo Kudelka, entonces, tiene que contemplar esto último. Antes de su llegada, pasaron Mohamed, Apuzzo, Vojvoda y Damonte. Ninguno dio la talla. Al punto tal que, entre todos, colaboraron para que Huracán quedara nuevamente en puestos de descenso. Para ser claros. Eso es lo que agarró Kudelka. Un equipo destartalado y casi último. Y el objetivo era uno solo, a pesar de que ni los dirigentes ni el DT lo mencionaran o se ilusionaran con más: había que salir de abajo urgente.
Ahora bien, a pesar de los 35 puntos en el torneo (restan 3 por jugar) y posibilidades (aunque bajas) de ingresar a la Sudamericana, no pareciera existir un consenso entre los hinchas sobre la continuidad de Kudelka. Ni tampoco, hay que decirlo, la dirigencia salió a bancar el proyecto a viva voz. Tengo que admitir que me cuesta entenderlo. ¿Puede acaso Huracán darse el lujo de dejar ir a un entrenador que, en la actualidad, tiene 48,6% de puntos conseguidos en el torneo? ¿Y puede también la Comisión, recientemente asumida, hacer una jugada tan riesgosa sabiendo que, por ahora, el primer proyecto al que apostó salió relativamente bien?
Las críticas, debo reconocerlo nuevamente, tampoco me parecen del todo convincentes. Por un lado, están los que dicen que Huracán tiene plantel para aspirar a más. Sin embargo, las incorporaciones fueron mayormente jugadores suplentes o relegados en otros equipos y, para el caso, si asumiéramos esa premisa, estaríamos aceptando el buen ojo de Kudelka para elegir refuerzos. El Cóccaro que hoy todos piden como titular, hasta hace unas semanas los medios nacionales lo escribían con una sola «c».
¿Qué más se le cuestiona al técnico? Bueno, están los fundamentalistas del 4-4-2 (como si no nos hubiéramos cansado de perder también con DTs que priorizaron este esquema o un supuesto orden a lo Caruso Lombardi) que ven en el 4-3-3 una herejía. ¿Pero acaso las convicciones futboleras de café o nuestra manera subjetiva de entender el fútbol pueden estar por encima de Huracán? Lo explico con un ejemplo. La pasantía de Damonte en el club me pareció un grosero error e, incluso, no entendía a qué jugaba el equipo (me niego a aceptar que los bochazos largos para pelear las segundas jugadas sean un estilo futbolístico en sí). No obstante, deseaba que ganara 36 mil doscientos partidos seguidos y que, si quería, me apuntara desde el banco tomándose los genitales como diciendo «es para vos». Es decir, aquí me gana el pragmatismo. Que gane Huracán siempre está por encima de mis gustos puntuales.
Por último, están los que le endilgan al entrenador una supuesta terquedad en sus decisiones futbolísticas. Por qué no cambia, se la pasan preguntándole en las conferencias. ¿Y por qué debería cambiar?, sería la respuesta más lógica que tendría que tirar el DT. Si hasta los bilardistas del club, ahora, ya no ponen la lupa en los resultados conseguidos, sino en cómo juega el equipo. Serían bilardistas a la inversa. Eso sí, con Damonte, su buen discurso (Cultura Huracán incluía de todo menos ganar, parece) y sus ojitos claros muchos ni siquiera levantaban la voz.
Estoy diciendo que veo en Kudelka a la reencarnación de Menotti, Guardiola o Bielsa. Para nada. El equipo por momentos juega bien (guste o no tiene un estilo) y otras no tanto. A veces también le grito que no hacemos pie, que Candia está desaprovechado por afuera, que Triverio ya tuvo muchas chances y hasta me enojo con declaraciones desafortunadas. Pero todo en su justa medida. Si no es Kudelka, ¿a quién traen que esté disponible? ¿O vamos a improvisar de nuevo? Paremos la pelota y pensemos.
