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Escrito por
Nicolás Ziccardi
Copa Libertadores 2023 Fase 3 – Ida | Huracán 0 vs. Sporting Cristal 0 | Huracán volvió a sumar un empate con gusto a derrota y comprometió su clasificación a los grupos de la Copa Libertadores. El Globo volvió a padecer un sistema que se gasta rápido hasta quedar obsoleto, apenas sostenido por el extraordinario nivel de Fattori. Es hora de barajar y dar de nuevo.
Si empezamos esta crónica de atrás para adelante debemos mencionar la sensación que seguramente tengamos muchos, o varios, Quemeros: calentura. Una calentura que remonta al duelo con Boston River en Montevideo, donde Huracán no supo imprimir en el resultado su momento de clara superioridad.
Pasó lo mismo con Colón, en el desquite con Boston, con San Lorenzo y en la noche de jueves ante Sporting Cristal. Cuatro empates y una victoria, dosis justa para sostener el invicto del año y cumplir el fundamental objetivo de asegurar competencia internacional.
Pero claro, más allá de los resultados (que en el tramo mencionado no han sido del todo buenos), hay un funcionamiento deportivo cada vez menos confiable, cada vez menos duradero, cada vez más obsoleto.
Huracán desnudó de inmediato las falencias de Sporting Cristal, con Cóccaro presionando sobre la salida del arquero Solís para rebotar un balón que pudo inflar la red. Eso sí, de inmediato una falla propia forzó el mano a mano que Chaves salvó con maestría.
El Globo se topó con un rival endeble en el fondo y de gran potencial ofensivo, por lo que ganar el partido de ida se volvía todavía más importante.
Y el equipo salió a buscarlo, generó situaciones muy claras, mereció el gol. Sin embargo se fue quedando ante las condiciones impuestas por el rival y el tendencioso arbitraje. Es hora que los jugadores de Huracán no se dejen torear por cualquiera, es hora de no dejar que todos hagan lo que quieran en nuestro Estadio. Es hora de imponer respeto con gestos claros dentro de la cancha, de estar encima de los jueces, de los rivales que hacen tiempo, basta de pasividad.
Pero volviendo a lo deportivo, Huracán se apagó rápido, como viene pasando. El equipo se repite en los pelotazos a los dos nueves, ninguno con las características para sostener semejante esfuerzo físico, más allá de intentarlo.
Con Acevedo desenchufado del equipo, corriendo sin destino, Hezze desencontrado con la pelota y Gauto con la obligación de burlar cuatro rivales y salir limpio, todo termina en el mismo lugar: Fattori.
Y Fattori, en modo superhéroe, debe aportar todas las soluciones que el sistema de Dabove no puede aportar. Robar la pelota, sostener la pelota, orientar el ataque y distribuir. Demasiado para un solo jugador, habiendo nueve compañeros de campo, y es difícil darse cuenta ya que lo del pelado es superlativo, agregando ahora a su juego la conducción, como si fuese un diez natural.
Y este enorme déficit del sistema quedó todavía más en evidencia tras la primera tanda de cambios. Garro y Juanchón se sumaron a la línea delantera, entonces Huracán se redujo a cuatro delanteros pegados a los defensores rivales y Fattori llevando la pelota por el centro del campo sin tener un solo pase claro.
Un equipo partido de principio a fin, sin mayor conexión que la que pueda aportar Fattori o el desnivel de los marcadores de punta, condicionados por lo que proponga el rival pero, sobre todo, por la falta de conexiones con sus compañeros.
Que quede claro: Huracán no tiene forma de jugar con la pelota si no es por Fattori. Y esto no es una crítica, no tiene que ver con estilos y mucho menos con gustos, es una descripción. Estamos hablando de tener o no la pelota, y Huracán no la tiene, y eso favorece al rival, sobre todo cuando jugamos de local.
El equipo generó situaciones por peso específico, por individualidades, pero rara vez por un sistema ofensivo aceitado.
Huracán metió tres goles en los últimos cinco partidos, solamente uno fue producto de una jugada, las otros dos, los últimos dos, de penal. Y valen, claro, y es un mérito conseguir ese penal, claro. Pero la floja producción del equipo en ofensiva debe obligarnos a repensar el ataque, el funcionamiento del equipo. Y el Globo no está funcionando, o al menos no lo está haciendo durante todo el partido.
Entonces debemos exigirle al entrenador, que tal como los números reflejan está haciendo un gran trabajo, que plantee un escenario diferente para que el equipo mejore. Seguir igual puede alcanzarnos o no, pero de ninguna manera podemos pensar que este es el techo de Huracán.
El cansancio y el desgaste son factores importantes para el análisis, pero no decisivos, mucho menos en un tramo inicial de competencia. Y mucho menos si el entrenador propone esto como bandera, el desgaste como bandera.
Por eso el Globo debe intentar otra cosa, está a tiempo de hacerlo. Diez minutos de Castro o de Burgoa no sirven para nada, o mejor dicho sirven para quemar a futbolistas que no tienen demasiado para ofrecer en tan poco tiempo.
Analicemos lo mucho o poco que ofrecen estos jugadores que entran diez o quince minutos, pero analicemos mucho más lo que hace el equipo en los ochenta minutos anteriores.
Dabove tiene espalda, bien ganada por su gestión en el Globo, y tiene una paleta de futbolistas para probar variantes.
La temporada está recién empezando, Huracán no fue menos que nadie y tiene todavía mucho por crecer. Apostemos a nosotros, juguemos para nosotros, confiemos en que podemos ofrecer algo distinto, y conseguir el resultado con mayor ímpetu y control del juego.
Vamos Globo que esto no terminó, vamos Globo que hay que ganar en Lima.
Quemero de nacimiento, Socio A01775. Locutor Nacional, redactor y Vermoutheano. 10 años en Soy Quemero.