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Escrito por
Nicolás Ziccardi
Liga Profesional 2023 – Fecha 8 | Huracán 0 vs. Rosario Central 2 | Huracán perdió su tercer partido al hilo y por primera vez en el año fue superado de principio a fin. Dabove sigue renovando su fe en un sistema vencido, insostenible, y el fuerte convencimiento del entrenador comenzó a llevarse puesto jugadores.
“El camino es por acá”, declaró Diego Dabove una vez consumada la dolorosa eliminación de Huracán en Lima. Un mensaje que los más optimistas imaginábamos era para el afuera, pero que el entrenador ratificó con hechos ante Rosario Central.
Huracán necesitaba cambiar para mejorar, pero el Globo no cambió en otro duelo importante, buscando reacomodarse en el torneo, con la posibilidad concretar de irse al parate integrando el podio de la Liga Profesional.
Pero la bomba explotó rápido, en apenas cinco minutos, un ataque mal administrado y el contragolpe letal que nos dejó en desventaja. Y en retrospectiva ahí terminó el partido, ese fue el punto de no retorno.
Central, como había hecho San Lorenzo en el último partido disputado el Ducó por el campeonato, puso tres centrales. Y Huracán, como había ocurrido en el clásico, cayó inmediatamente en las redes del rival.
Entonces los ya habituales problemas para ser ofensivo, para proponer en ofensiva, fueron todavía más complejos ante la imposibilidad de los centrodelanteros de participar. Todo volvió a reducirse a alguna conexión esporádica entre los extremos, a alguna patriada de los marcados de punta.
Y las situaciones de gol no aparecieron, lejos de eso otro ataque mal administrado, otra ofensiva mal dispuesta, generó el nuevo contragolpe por banda izquierda de la defensa y el lapidario 2-0 en menos de media hora.
Huracán se fue al descanso con algunos piadosos aplausos, porque en cancha para aplaudir no hubo nada. Y cuando el equipo regresó para jugar el complemento quedó bien claro cuál era el camino del que habló Dabove: el camino de la fe.
El entrenador volvió a tener fe en lo que no funcionaba, pero con el insólito atenuante de tener más que fresco un primer tiempo muy, pero muy, malo. Huracán se plantó como esperando que algo cambie, pero sin ofrecer nada a favor del cambio.
Y desde ya que la cosa no cambió, demostrando que la noche de Huracán ante Central no respondió a algo aislado, sacado de contexto, sino a la continuidad de un patrón muy marcado, maquillado durante algunas semanas por un invicto cargadísimo de empates.
Lo bueno que pueda hacer Huracán con este sistema no se vio, ni ante Central ni en los últimos ocho partidos del equipo, desde aquel quiebre que significó la visita a Montevideo.
Y Dabove terminó respondiendo ante la ya indisimulable necesidad de responder, pero sorprendió. Perdiendo dos a cero de local el primer cambio que propuso el técnico fue meter a un defensor, Pizarro, en lugar de Torrent, que con sus herramientas limitadas era uno de los pocos que abría espacios en ataque.
Pero el inexplicable ingreso del pibe, forzado a hacer exactamente lo mismo que su compañero cuando en el banco estaba, por ejemplo, Gudiño, que podía hacer el “4-8”, fue acompañado por una situación que realmente hacía mucho no vivíamos: la reprobación total a un jugador.
Acevedo dejó el campo envuelto en silbidos, tras una muy mala noche, habiendo fallado en la previa al segundo gol de Central, siendo abanderado de los problemas ofensivos del Globo.
Y es innegable que hay jugadores en bajo nivel, para ser generosos. Pero realmente es necesario reflexionar sobre el impacto que tiene, o pueda tener, esta forma de jugar (para ser generosos), en el rendimiento individual de los futbolistas.
Lo que quedó de partido también respondió al patrón del último mes. Delanteros agolpados, un equipo largo y desenchufado, nadie que tome la pelota y pocos minutos para permitirse ver algo distinto.
Castro volvió a entrar parar resolver en poco más de quince minutos lo que no se había hecho en los 75 anteriores, y para colmo, como es esperable, comete errores.
Y más a la teoría del descalabro: los casi irrespetuosos ingresos de Gudiño y Burgoa para disputar los últimos ocho minutos de partido. Perdiendo dos a cero. De local. Después de quedar eliminados de la Libertadores. Ocho minutos.
Huracán acumula cinco partidos sin ganar con tres derrotas al hilo. Ganó solo uno de sus últimos ocho partidos, racha en las que recibió 7 goles y anotó 4, de los cuales 2 fueron de penal.
Esto último, los goles anotados, vuelven a exponer las falencias del sistema: Huracán ataca mal. El equipo elije mal los caminos y agolpa a un doble nueve ya imposible de sostener, por rendimiento individual, claro, también por lo poco que ambos ofrecen al funcionamiento del equipo, y mucho más por lo poco que les ofrece a ellos el sistema.
Dicho todo esto, que quede algo claro: El camino de la recuperación debe ser con Dabove sentado en el banco de suplentes. El entrenador demostró una enorme capacidad para sacar a Huracán de una situación complicado y con los recursos que él no había elegido al momento de llegar.
Dabove tiene la experiencia suficiente para cortar esta racha y reflotar la temporada de Huracán, que realmente tiene todo por descubrir, y un largo camino por recorrer.
El muy mal momento de las individualidades debe ser contrarrestado, en parte, con decisiones tácticas que mejoren el funcionamiento colectivo, y le permita a varios recuperar la confianza.
No es momento para descartar a nadie, pero sí para ofrecer algo distinto. Se viene Racing y River, una seguidilla tremenda, y hay que salir airosos.
Hay que tener fe, claro que sí, pero también hay que tener la autocrítica suficiente para reconocer que las respuestas pueden estar en otro lado.
Quemero de nacimiento, Socio A01775. Locutor Nacional, redactor y Vermoutheano. 10 años en Soy Quemero.