Torneo de Primera División 2016, 12ava fecha – Huracán 1 vs Colón 3 – Partido a partido analizaremos el planteo táctico de Ricardo Caruso Lombardi.
Ni vestigios del semestre anterior. El primer tiempo fue poco serio, con errores individuales propios de categorías muy inferiores. En el arranque del segundo parecía que Huracán se llevaría puesto al rival, pero el devenir de los minutos dejó expuesto a un equipo que decididamente no sabe a qué juega y que carece de un conductor dentro de la cancha.
El Globo saltó al terreno como de costumbre con múltiples modificaciones, aunque esta vez con varias novedades.
En la zaga, Romat dejó su lugar al «Pipi» Araujo, mientras que la expulsión de Mancinelli contra River y la falta de variantes empujaron a Caruso a jugar con dos número «2» conformando el inédito tándem Nervo – Risso.
Por otra parte, Mariano González hizo dupla con Fritzler en el centro del campo, en tanto que Iritier acompañó en 3/4 al «Kaku» Romero Gamarra y a Patricio Toranzo, cuya vuelta al primer equipo fue una de las pocas buenas noticias de la tarde.
Pero sin dudas, la mayor novedad dentro del «11» inicial fue la aparición de David Depetris. 67 minutos fue lo que necesitó el antaño jugador de Atlético Rafaela para responder a la pregunta que todos los Quemeros nos hacemos desde el principio de la temporada: «¿Quién tiene que ser el «9» titular?
Esta vez, el 4-2-3-1 no respondió a ninguna estrategia, ya que desde los primeros minutos del partido se produjeron permanentemente cambios posicionales entre los tres volantes de creación de Huracán: El «Mono» Iritier -que arrancó por derecha- tardó 3 minutos en intercambiar banda con Romero Gamarra, a los 10′ pasó hacia el centro desplazando al «Pato» a la derecha, luego volvió a su posición original y finalmente cambió una vez más de sector para que Gamarra juegue por derecha el resto del primer tiempo.
Si le resulta caótico leer los movimientos sucedidos en la faceta de elaboración, imagine lo que fue dentro de la cancha…
Sin embargo, el principal problema que tuvo Huracán en el primer tiempo no consistió en las variantes geográficas sino en que resultó demasiado evidente que no había nada detrás de éstas. No existió una fórmula que le diera razón de ser a los permanentes cambios de ubicación, lo que daba la impresión por momentos -a veces interminables- de que, salvando las distancias, el Globo jugaba un «picado» en lugar de un partido por los puntos.
Es cierto, se eligió atacar por la derecha primordialmente como de costumbre, hubo movimientos ensayados, e incluso jugadas de gol, pero nunca un equipo ordenado que tenga claras sus intenciones, y se notó tanto en las incontables dudas que pesaban en cada pase a realizar, como en el nerviosismo que empujó a varios jugadores a cometer insólitos errores con y sin la pelota en los pies.
Dos modificaciones en el entretiempo cambiaron en esquema y le dieron otra imagen al globo: Angulo entró por Toranzo y se paró por la derecha, en tanto que el reaparecido Lucas Chacana (que reemplazó a Mariano González) se paró cerca de Depetris. Más atrás, Romero Gamarra se paró por izquierda e Iritier se ubicó junto a Fritzler, lo que determinó un 4-4-1-1 y por pasajes un 4-4-2.
Luego del gol de Depetris a los 18 segundos que llenó de esperanza el corazón de la gente, parecía que a Colón se le venía la noche.
Huracán metió en un arco al «Sabalero» atacando siempre por la derecha en los pies de Julio Angulo, que parece haber dejado atrás su etapa de adaptación y desde hace algunos partidos la rompe cada vez que le toca entrar, en tanto que un espléndido Chacana hacía la diferencia en lo individual ya sea por el centro o arrancando por la izquierda.
El equipo de Caruso era directo y llegaba sin cesar al área rival.
En el minuto 22 del complemento se realizó un cambio que a priori -si bien al menos desde afuera pareció injustificable- no se anunciaba tan errático como resultó con el correr de los minutos. El ingreso del esperado Germán Lesman por Depetris jugó su papel en la curva descendente que tuvo el Globo a mediados del segundo tiempo.
Poco a poco el Quemero fue perdiendo peso ofensivo por el avance de Colón en el terreno y por la exagerada lentitud de «Rooney», quién si bien demostró cualidades técnicas, hacía demorar una eternidad cada intento del local por acercarse al arco contrario, privándolo de una referencia en ataque.
Con el correr de los minutos, Iritier se separaba de Fritzler dibujando por momentos un 4-1-3-2 que no surtió efecto. En los minutos finales, Huracán se pareció mucho al del primer tiempo, lo que le costó una dura e ¿inmerecida? derrota en el Ducó.
Ya no es falta de empeño, se perdió la identidad futbolística. No hay una idea de juego (al menos no a la vista). Si bien algunas cosas resultan mucho mejor que otras -como el juego directo aprovechando las individualidades por las bandas- el Globo pasa un momento crítico. Estrategia se busca.
Periodista en NacPop 88.1 Cañuelas. Columna DT'est en SoyQuemero.com.ar
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