Superliga 2018/19, Fecha 23 – Huracán 0 vs. Estudiantes (LP) 1 – Huracán rompió lo que le quedaba por romper en la Superliga y ya no depende solo de sí mismo para acceder a la Sudamericana 2020. Perdió su tercer partido al hilo en el Ducó, quinto en las últimas seis presentaciones, ante el peor Estudiantes de la década. La gran diferencia de la noche fue un insólito error de Silva en complicidad con Chimino, el equipo dejó en claro que lo de Guayaquil fue un espejismo volviendo a decepcionar con su actuación. Antonio Mohamed, protagonista principal de este Globo dinamitado, quiere seguir hasta el final.
Huracán cerró la vigesimotercera y antepenúltima jornada de la Superliga recibiendo a Estudiantes de La Plata en el Palacio Ducó. El Globo había cortado su racha de cuatro derrotas consecutivas empatando sin goles ante Emelec en Ecuador, ahora tenía la obligación de repetir una actuación positiva y lograr al fin los tres puntos ante un rival de discreto presente, aún tras ganarle el clásico a Gimnasia. Antonio Mohamed repetía equipo, sin Salcedo y con Alderete junto a Pérez en el ala izquierda de la defensa.
El Globo tuvo la iniciativa pero no las ideas, abusó del pelotazo largo para romper líneas y se instaló detrás de mitad de cancha cada vez que el rival intentaba salir con la pelota. De todas formas un tiro libre frontal de Roa encontró el pivoteo de Alderete para que Carlos Auzqui capture el balón dentro del área y saque un tremendo derechazo que explotó contra el hierro izquierdo de Andújar. Clarísima maniobra para Huracán, en retrospectiva la más nítida de toda la noche.
Pero el envión duró poco, el equipo jugó exageradamente retrasado y cada vez que tomó el balón en el círculo central quedó lejos del arco rival. Para colmo Estudiantes empezó a encontrar espacios a espaldas del doble cinco, obligando a que Huracán corra detrás de la pelota sin poder hacerse de ella. Para colmo alcanzando la media hora llegaría el horror, tras un retroceso sin presión que derivó en el centro desde la banda derecha del ataque visitante; Chimino cerró de frente sin marca dentro del área amortiguando el balón con la panza, la redonda quedo muerta pero Antony Silva no quiso agarrarla y terminó sacando el displicente zurdazo que rebotó en Pellegrini para inflar la red.
Impresionante error de Huracán con Antony Silva como principal responsable, es inentendible como un arquero de su experiencia no tuvo la concentración necesaria para darse cuenta que agarrar la pelota era absolutamente lícito. Tal vez Chimino debió sacar de zurda al córner, pero no existió un solo motivo para que alguien creyera que el uno no podía tomar el balón con sus manos. Como contra Unión, Patronato y San Martín de Tucumán el equipo le entregaba en bandeja un gol al rival.
Huracán sintió el golpe e incluso pudo sufrir otro gol, pero esta vez Silva si reaccionó ante el tiro frontal de Albertengo. El Globo profundizó su anemia ofensiva con Gamba irreconocible y Barrios fuere de eje, más allá de algún tirito al arco. Todo dependía de las posibilidades de Roa, incansable en su intento aunque inofensivo en cuanto a la portería rival.
El complemento bien podría titularse como Huracán y su impotencia. El Globo tuvo enormes dificultades para moverse cerca del gol y el pulso de los tablones daba cuenta de ello, la paciencia empezó a acabarse conforme iniciaba un repertorio de cánticos cubiertos de polvo, absolutamente impensados hace cuarenta o cincuenta días. Pero dentro del rectángulo verde la sensación seguía siendo la misma, nada que pudiera hacer el equipo terminaría con un gol.
Pasados los diez minutos empezaron los cambios, Andrés Chávez y Daniel Hernández en lugar de Lucas Gamba (Aún en su flojísimo presente, cuesta entender la decisión de sacar un delantero perdiendo como local) e Israel Damonte. Entonces Huracán quedó con tres volantes ofensivos y dos delanteros de área, sin embargo quien empezó a romper líneas ofensivas fue Walter Pérez con sus corajeadas.
Huracán se movió lejos del gol en lo que quedó de partido, del otro lado Estudiantes no liquidó temprano solamente por Albertengo y la insólita situación que perdió de frente al arco vacío. El Globo no encontraba conducción, los colombianos no se encontraban y Auzqui jugaba ridículamente lejos del arco, para colmo las pocas veces que aparecía como wing jugaba sus centros a cualquier parte.
Barrios era pura displicencia y Chávez apenas alguna embestida, Roa fue perdiendo el poco peso ofensivo construido y fueron los defensores, junto al mejorcito Rossi, quienes terminaron trasladando la pelota desde atrás. Javier Mendoza ingresó por Pérez, el único que entusiasmaba con sus ganas, pero nada cambió.
Huracán no metió pelotas al área, no encontró juego asociado y terminó perdiendo su cuarto partido al hilo en Superliga, tercero como local y quinto en las últimas seis presentaciones. El Globo quedó afuera del corte para la Sudamericana y ya no depende de sí mismo para consumar la clasificación, si gana los seis puntos que quedan deberá estar atento a lo que hagan los otros rivales y también a lo que ocurra con la diferencia de gol.
Pero a esta altura lo que suena ridículo es pensar que Huracán pueda ganar dos partidos seguidos, el espíritu del equipo está dinamitado y la mano de Mohamed sigue sin aparecer. Pasados diez partidos en 2019 lo más meritorio que logró el entrenador fue que le equipo se parezca un poquito al del semestre pasado, y ni siquiera eso alcanzó para mantener el rumbo medianamente fijo.
Queda poco y mucho a la vez. El torneo está entregado pero los cuatro partidos de Copa pueden definir mucho, tanto en la economía como en la vida deportiva del club. ¿Es hora de cambiar de entrenador? Personalmente veo un plantel muy golpeado y ningún motivo para intuir “camarilla”, será difícil que cualquiera levante este momento y en ese contexto creo que Antonio Mohamed debe respetar su vínculo al menos hasta mitad de año y ser la cara visible en cuanto a las responsabilidades en esta espantosa actualidad.
Es el momento de poner la cara. Tanto los jugadores, que en muchos casos disminuyeron notablemente su nivel, como el entrenador, quien sigue demostrando no saber cómo ponerse a la altura del desafió asumido.
Quemero de nacimiento, Socio A01775. Locutor Nacional, redactor y Vermoutheano. 10 años en Soy Quemero.